Pedro Luis Cordero: Venezuela figura entre los países con más bajos rendimientos en arroz
03/12/2013 | 6:47 PM
(María Beatriz Parilli) Preocupado en torno a las brechas que existe entre unos países y otros en cuanto a los rendimientos de arroz por hectárea, se manifestó el presidente de Fundarroz, Pedro Luis Cordero, quien explicó que aunque Venezuela se encuentra entre las naciones con más baja productividad, es posible aumentarla si se empieza a actuar a tiempo desde el sector público y privado.
A la comunidad arrocera le inquieta que en algunos países no se alcancen los altos rendimientos que se obtienen en otras naciones de Latinoamérica, donde Brasil se impone como punto de referencia al acercarse a las 10 toneladas de arroz por hectárea que se pueden producir con una determinada variedad y ciertos manejos agronómicos.
Cordero explicó que Brasil, como tal, tiene un rendimiento de 4,86 toneladas de arroz por hectárea, pero en Río Grande del Sur -zona en la que acumula la nada módica cantidad de 1 millón de has.- la productividad es de 7,19 tons.
Cercano a Brasil, se encuentra Uruguay con 8 toneladas de arroz por hectárea que es el mismo rendimiento promedio que se cosecha en Estados Unidos, mientras que en Perú se han alcanzado 7,21 tons. y en Argentina 6,76 tons.
Aunque el año pasado, algunos problemas fitosanitarios mermaron los rendimientos en la cosecha de arroz en Venezuela -al ubicarse en 4,27 toneladas- el promedio general está cercano a las 5 tons. Por tal razón, este país junto con Colombia, Nicaragua, República Dominicana, Bolivia y Ecuador, se encuentra entre las naciones cuya productividad se ha estancado en los últimos años.
El dirigente gremial destacó que la fundación que preside ha dirigido parcelas demostrativas de 20 y 30 hectáreas, donde se han alcanzado rendimientos ideales. Sin embargo, esta realidad no se ha podido trasladar al resto de las zonas arroceras que existen en Venezuela, por una serie de limitantes relacionadas con la transferencia de tecnología.
“Hay una tecnología por transferirse y hay otra que no la tenemos en el país, pero que se puede aplicar bajo el sistema de siembra directa, como lo es la variedad con resistencia que se llama Cleardfield (campo limpio), la cual se utiliza en 50% y 60% del área arrocera de Brasil”, dijo.
Esta variedad, según Cordero, ha impulsado el crecimiento de la productividad en Río Grande del Sur, sumado a la adopción de un sistema no convencional como lo es la siembra directa que desde hace unos diez años se aplica en el 80% de la superficie de esa zona, sustituyendo a la técnica de barro batido.
No obstante, esa variedad o tecnología genética no se cultiva en Venezuela, que también está incipiente en cuanto a la implementación de la siembra directa y la rotación del cultivo que es otra de las técnicas con las que se podría impulsar el rendimiento del arroz, mediante el pasto, maíz amarillo o la caña de azúcar, de acuerdo con lo precisado por el especialista.
Qué hacer
En el taller convocado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical en noviembre de este año, se analizó un tema que viene siendo fundamental para que cualquier país avance en la productividad no sólo del arroz sino de otros cultivos, como lo es la institucionalidad.
El presidente de Fundarroz comentó que en Río Grande del Sur existen organizaciones que están apoyadas por sistemas de cuotas que dan los productores y que están administradas por institutos de investigación y transferencia de tecnología, lo que ha llevado a disponer de más de 75 extensionistas, 10 agrónomos y un alto número de genetistas enfocados en el mejoramiento del cultivo.
En Venezuela, la realidad es otra. “El tema de los rendimientos está atado a una institucionalidad que tiene que estar apoyada por sistemas financieros, pero que aquí no existe porque todos los recursos para la ciencia y tecnología son centralizados en Fonacit y esto impide o limita el acceso de las instituciones a esos fondos”, dijo Cordero.
Solamente Fundarroz, tiene cerca de tres años que no recibe recursos del Fonacit, pese a que se han elevado solicitudes para dar curso a una serie de proyectos, según refirió el titular de la organización, para quien la solución está en que el Estado “vuelva a creer en las instituciones como ésta, o Fundacaña, el propio INIA, el IVIC y las facultades de agronomía de las universidades”.
Para Cordero, es necesario que el Estado tenga en cuenta que estas instituciones pueden recaudar recursos a manera de continuar todos los ensayos y estudios sobre la producción de arroz, rigiéndose en los principios de conservación del medio ambiente y la equidad social.
Ventaja
Aunque es uno de los países con mayor estancamiento en los rendimientos de arroz, Pedro Luis Cordero enfatizó que Venezuela tiene una ventaja sobre otras naciones, al disponer de sistemas de riego en los que perfectamente se puede llevar a cabo la siembra directa y el cultivo de la tecnología varietal.
Combinando la variedad Cleardfield -que no es una tecnología transgénica, sino natural-, con la siembra directa y la rotación de cultivo, el especialista señaló que entre unos 8 a 10 años se podrían alcanzar unos rendimientos promedios de 6.5 toneladas de arroz por hectárea, y así avanzar en la meta de abastecer el consumo interno con producción nacional.
A la comunidad arrocera le inquieta que en algunos países no se alcancen los altos rendimientos que se obtienen en otras naciones de Latinoamérica, donde Brasil se impone como punto de referencia al acercarse a las 10 toneladas de arroz por hectárea que se pueden producir con una determinada variedad y ciertos manejos agronómicos.
Cordero explicó que Brasil, como tal, tiene un rendimiento de 4,86 toneladas de arroz por hectárea, pero en Río Grande del Sur -zona en la que acumula la nada módica cantidad de 1 millón de has.- la productividad es de 7,19 tons.
Cercano a Brasil, se encuentra Uruguay con 8 toneladas de arroz por hectárea que es el mismo rendimiento promedio que se cosecha en Estados Unidos, mientras que en Perú se han alcanzado 7,21 tons. y en Argentina 6,76 tons.
Aunque el año pasado, algunos problemas fitosanitarios mermaron los rendimientos en la cosecha de arroz en Venezuela -al ubicarse en 4,27 toneladas- el promedio general está cercano a las 5 tons. Por tal razón, este país junto con Colombia, Nicaragua, República Dominicana, Bolivia y Ecuador, se encuentra entre las naciones cuya productividad se ha estancado en los últimos años.
El dirigente gremial destacó que la fundación que preside ha dirigido parcelas demostrativas de 20 y 30 hectáreas, donde se han alcanzado rendimientos ideales. Sin embargo, esta realidad no se ha podido trasladar al resto de las zonas arroceras que existen en Venezuela, por una serie de limitantes relacionadas con la transferencia de tecnología.
“Hay una tecnología por transferirse y hay otra que no la tenemos en el país, pero que se puede aplicar bajo el sistema de siembra directa, como lo es la variedad con resistencia que se llama Cleardfield (campo limpio), la cual se utiliza en 50% y 60% del área arrocera de Brasil”, dijo.
Esta variedad, según Cordero, ha impulsado el crecimiento de la productividad en Río Grande del Sur, sumado a la adopción de un sistema no convencional como lo es la siembra directa que desde hace unos diez años se aplica en el 80% de la superficie de esa zona, sustituyendo a la técnica de barro batido.
No obstante, esa variedad o tecnología genética no se cultiva en Venezuela, que también está incipiente en cuanto a la implementación de la siembra directa y la rotación del cultivo que es otra de las técnicas con las que se podría impulsar el rendimiento del arroz, mediante el pasto, maíz amarillo o la caña de azúcar, de acuerdo con lo precisado por el especialista.
Qué hacer
En el taller convocado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical en noviembre de este año, se analizó un tema que viene siendo fundamental para que cualquier país avance en la productividad no sólo del arroz sino de otros cultivos, como lo es la institucionalidad.
El presidente de Fundarroz comentó que en Río Grande del Sur existen organizaciones que están apoyadas por sistemas de cuotas que dan los productores y que están administradas por institutos de investigación y transferencia de tecnología, lo que ha llevado a disponer de más de 75 extensionistas, 10 agrónomos y un alto número de genetistas enfocados en el mejoramiento del cultivo.
En Venezuela, la realidad es otra. “El tema de los rendimientos está atado a una institucionalidad que tiene que estar apoyada por sistemas financieros, pero que aquí no existe porque todos los recursos para la ciencia y tecnología son centralizados en Fonacit y esto impide o limita el acceso de las instituciones a esos fondos”, dijo Cordero.
Solamente Fundarroz, tiene cerca de tres años que no recibe recursos del Fonacit, pese a que se han elevado solicitudes para dar curso a una serie de proyectos, según refirió el titular de la organización, para quien la solución está en que el Estado “vuelva a creer en las instituciones como ésta, o Fundacaña, el propio INIA, el IVIC y las facultades de agronomía de las universidades”.
Para Cordero, es necesario que el Estado tenga en cuenta que estas instituciones pueden recaudar recursos a manera de continuar todos los ensayos y estudios sobre la producción de arroz, rigiéndose en los principios de conservación del medio ambiente y la equidad social.
Ventaja
Aunque es uno de los países con mayor estancamiento en los rendimientos de arroz, Pedro Luis Cordero enfatizó que Venezuela tiene una ventaja sobre otras naciones, al disponer de sistemas de riego en los que perfectamente se puede llevar a cabo la siembra directa y el cultivo de la tecnología varietal.
Combinando la variedad Cleardfield -que no es una tecnología transgénica, sino natural-, con la siembra directa y la rotación de cultivo, el especialista señaló que entre unos 8 a 10 años se podrían alcanzar unos rendimientos promedios de 6.5 toneladas de arroz por hectárea, y así avanzar en la meta de abastecer el consumo interno con producción nacional.
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